¿Qué pasará con el final del diésel y la gasolina?
La electrolinera urbana está ubicada en pleno centro de la capital de España y constará de 12 puntos, cuatro de ellos con una potencia de hasta 400 kW. La electrolinera es subterránea y ocupa 5.500 metros cuadrados.
El espacio es llamado Canalejas 360, cuenta con 5.500 metros cuadrados de superficie y se encuentra junto a dos aparcamientos subterráneos construidos en 1964 y 1999 que han sido remodelados tras las obras ejecutadas en el aparcamiento Alcalá Sevilla y en el complejo de Canalejas. La planta consta de 12 puntos de recarga con una potencia total instalada de 2,5 MW, además cuatro puntos son de recarga ultrarrápida de última generación con una potencia máxima de 400 kW, siendo otros cuatro puntos de recarga ultrarrápida de 200 kW y otros cuatro de 50 kW.
Canalejas 360 ha supuesto una inversión total de 2,46 millones de euros y cuenta con el respaldo de los fondos ‘Next Generation’ de la Unión Europea. El proyecto, está completamente alineado con los objetivos de descarbonización del transporte urbano de la Estrategia de Sostenibilidad Ambiental Madrid 360, suponiendo un impulso a la movilidad sostenible y eléctrica en la ciudad.
España es uno de los países de la Unión Europea con peor ratio de cargadores por número de habitantes, muy lejos de otros países como Alemania o Países Bajos. La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital han decidido avanzar en el desarrollo de este tipo de instalaciones. A comienzos de año se estreno el hub impulsado por Endesa X en la zona suerte y en primavera Repsol puso en funcionamiento varias puntos de carga rápida en la zona norte, junto a El Molar. Ahora han decidido abrir la electrolinera urbana más potente de España en la ciudad de Madrid, favoreciendo a la implantación de cargadores eléctricos.
El hub supone la integración de todos los servicios de distribución y de movilidad, ya que cuenta con varias plazas asignadas para los diferentes servicios de carsharing de la capital distribuidas: Sharenow (5), Free2Move (4 plazas), Iberdrola (2), Silence (1), Zity (5), Wible (5) y Acciona (2 plazas).
Para el proceso de carga, los usuarios podrán realizar sus gestiones de forma fácil a través de la aplicación Electro-EMT. Los precios de recarga para los puntos de 400 kW es de 0,69 céntimos el kWh; 0,49 céntimos kWh para los puntos de 200 kW y de 0,40 céntimos KWh para los cargadores de 50 kW.
El sistema de estacionamiento de bicicletas de EMT BiciPark dispone de hasta 14 bicis en un perímetro delimitado. Además, también se instalará una estación de aparcamiento seguro y de recarga de patinetes. El centro también cuenta con un espacio Seur para impulsar la distribución urbana y un servicio de lavado de vehículos.
Una electrolinera es una estación que contiene varios puntos de recarga para los coches eléctricos, en los que los usuarios pueden conectar el cargador eléctrico al vehículo para recargar la batería. Por lo que es una estación de suministro de electricidad para repostar baterías de vehículos eléctricos y de híbridos enchufables.
En la actualidad, la red de electrolineras en España sigue siendo muy escasa y al igual que en las gasolineras dispone de otros servicios como cafetería, tienda de alimentación o área de descanso, siendo servicios muy necesarios debido a que los tiempos de espera son mayores.
Actualmente en las electrolineras, existen diferentes puntos de recarga distribuidos por diferentes lugares de las ciudades y suelen ser puntos de carga lenta o semi rápida. En una electrolinera no existen puntos de carga lentos. Los puntos de carga semi rápida (22 kW), rápida (50 kW), súper rápida (150 kW) y ultra rápida (350-400 kW) tienen una potencia fijada, permitiendo recargar la batería en un tiempo medio que oscila entre los 20 y los 30 minutos lo que permite recargar la batería en un tiempo que oscila entre los 20 y 30 minutos, aunque esto dependerá de la potencia que pueda soportar el vehículo.
Para realizar la recarga, se debe aproximar el coche eléctrico al punto de carga, igual que lo harías en una gasolinera, asegurándote de que el puerto de carga del vehículo está cerca. Tras realizar la recarga, solo tienes que pagar con cualquier método o mediante aplicaciones móviles que permiten reservar, localizar y pagar las recargas con antelación.
En España, existen cuatro modos de carga:
Es un tipo de carga genérica que está destinado a diferentes usos.
Es un modo lento, ya que puede llevar más de ocho horas completar la recarga, (puede llevar más de ocho horas completar la recarga), monofásica, de corriente alterna y con una intensidad máxima de 16 Amperios (A) y voltaje de 230 V. Así, la potencia máxima de carga es de 3,7 kW.
Se trata de una recarga lenta con las mismas propiedades que la de modo 1. Además, está equipado con un sistema de protección y un interruptor del diferencial para poder evitar problemas de conexión con la red.
Es un tipo de carga semi-rápida e incorpora varios sistemas de protección necesarios para la seguridad del vehículo y de la instalación eléctrica.
La corriente es alterna y normalmente, monofásica, con una intensidad habitual de 32 A y una potencia máxima es de 7,4 kW.
El Modo 4 es el de carga rápida en corriente continua, por lo que utiliza un transformador y es el habitual en diferentes lugares públicos y en las electrolineras de España.
El tiempo estimado de carga para completar el 80% suele ser de unos 30 minutos, dependiendo del tipo de vehículo y de la batería. Además, cuenta con un cable de conexión y la potencia es de al menos 50 kW, aunque también puede ser ultra rápida, hasta los 350 kW.
Su principal semejanza es que en el momento en que se agota energía ambos vehículos deben de repostar.
La principal diferencia entre ambos es que en un caso se suministra electricidad y en otro combustible de origen fósil, aunque el tiempo de repostaje entre ambos varía significativamente. Llenar un depósito de gasolina o diésel puede tardar unos minutos, mientras que recargar una batería al 100% puede llevar mucho más tiempo, hasta horas, dependiendo del tipo de cargador que se utilice.
El precio es otra de las diferencias significativas, ya que el coste por kilómetro de electricidad es más bajo en un coche eléctrico que el precio de la gasolina en un vehículo con motor de combustión.
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